Casa Etna tiene el atractivo de su recogimiento en un espacio resguardado y de privacidad, casi oculta entre palmeras. Armoniosa y acogedora, en su rehabilitación se respetó cuidadosamente la arquitectura original. Sentir la autenticidad es la propuesta para viajeros soñadores y curiosos, interesados en percibir la energía de la tierra que se transforma en emociones y, también, de la que resultan sus vinos volcánicos.
Casa Etna es una coqueta casa de arquitectura típica canaria, enclavada en un palmeral, que hace recordar un pequeño oasis ubicado en un entorno de viñedos. A vista de pájaro la casa aparece enclavada a los pies de una verde montaña, La Montaña de la Breña, en su vertiente este, al fondo de lo que podría ser el cráter originario de aquel antiquísimo volcán. En un plano inferior de la casa, un pequeño jardín, flanqueado por dos palmeras gemelas, da acceso a la barbacoa, convertido en un enclave singular, desde el cual parte un corto y sinuoso sendero que conduce hasta los lados más prominentes y hermosos de la finca. Allí, a un centenar de metros de la casa, un pequeño mirador ofrece vistas al naciente con el océano al frente y hacía el oeste al pico de la Montaña de la Breña. Enraizada en la energía de este espacio, Casa Etna brinda un lugar en el que poder sentir la naturaleza vibrar, prestándose a facilitar la experiencia de una vivencia intensa interior.
La casa, completamente rehabilitada, dispone de techos de madera al estilo canario de “dos aguas” e igualmente pisos de madera, integrando lo antiguo y lo moderno, manteniendo fielmente la arquitectura tradicional. Está equipada para ofrecer todo el confort: TV por internet, wifi, sistema de calefacción programable en dormitorio y salón, entre otros. Rodeada de amplias terrazas y jardines con flores, un pequeño parterre se dedica a plantas aromáticas y de uso alimentario.
Un jardín con césped, sirve de plataforma de acceso a la vivienda por la fachada principal. La puerta central conduce al salón. Esta estancia está presidida por una alacena embutida en la pared que sirve de escaparate a una pequeña colección de piezas réplicas de cerámica aborigen y otros elementos de tradición artesanal canaria. Un gran sofá contribuye a diferenciar espacios, dejando a un lado un rincón dominado por una amplia mesa junto a la ventana, como lugar de escritura que deje a la inspiración viajar, o de rincón romántico para cenas en el que no puede faltar saborear un vino malvasía dulce.
Adyacente al salón, el dormitorio destaca por su gran amplitud, los gruesos muros de carga que forman la casa se pueden apreciar en los huecos de las dos ventanas, a través de los cuales la luz permite apreciar la calidez de la madera que recubre todo el espacio. En el lado opuesto, al baño y a la cocina se accede desde el salón. La cocina, moderna y funcional, a su vez, dispone de una puerta exterior al jardín principal. Desayunar en el césped bajo palmeras es una experiencia única de Casa Etna.